sábado, 30 de enero de 2010

La oscura

Fue la parca imaginada,

horror corpóreo y andante,

del destino vigilante

con su guadaña afilada.


De negro paño ataviada,

la pavorosa osamenta,

arribando con la cuenta

de las horas terminadas.


Mas no es a ella que temo,

si no, a la más oscura:

la muerte en su forma pura.

La que figura al extremo


del hilo de nuestra vida,

la inasible por la mente

y ante la cual, impotente,

la letra está desvalida.


La muerte hecha de nada,

absurdo silente y lúgubre

que la razón no descubre

de su manto de ignorada.


Materia eterna o fugaz,

el alma es otro misterio

que no admite magisterio

que no peque de falaz.


Pues es en vano intentar,

sin incurrir en vergüenza,

escribir lo que se piensa

cuando se quiere mentar


a la inicua nada eterna

con su forma inabarcable

y su escenario inmutable

que al mortal hombre consterna.

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