lunes, 22 de junio de 2009

Roldán silvestre: boxeador amateur IV

Segundo round

El turco Lima me lo dijo: este deporte es muy ingrato. No le di bola, yo era muy joven y tenía fe. Ojo que busca el pleso solar. Los golpes, cuando llegás a tu casa no tenés ni ganas de coger ¿Y para qué, decime? Si, así me dijo el turco en el negocio del Hugo, pero yo era un violín por esos días, tenía resortes en las piernas, tenía un fierro en la derecha. Movete, movete, salí de ahí, salí de ahí…salí de ahí, carajo. Deporte ingrato, y yo ni carajo sabía que lo que era la ingratez. Pero el turco Lima dicen que era bueno, que pegaba como un burro, dicen que una vez lo hizo dar dos vueltas antes de caer a mortadela Buschi, dicen que tenía un apercá que te aflojaba las muelas. Sacá la mano, sacá la izquierda, sacá la izquierda. Y ahora entiendo a fuerza de trompadas, con el hígado hecho bolsa (me busca el pleso solar el hijo de puta). Deporte ingrato. Sacá la izquierda. Pistón, pistón, pistón; nada, ni la tos le hace al hijo de puta; que deporte ingrato. Sacá la izquierda ¡Sacá la derecha carajo!. Uh, la mano boleada. Sacá la cara Roldán, sacá la cara. Deporte ingrato este.

miércoles, 17 de junio de 2009

Roldán silvestre: boxeador amateur III

Primer round

Va hacia el centro del ring y mientras marcha, pone guardia en alto. Tira una izquierda apresurada y siente correrle por el cuello una gota de sudor. Apresurado jab que el contrincante – frontal, macizo, toro toro- ni se esfuerza en esquivar. De ahí en adelante, no me acuerdo; lo que se es que cobró, y tupido. Y claro, le entraban mucho por abajo, un petiso que complicaba con manos curvas y con ganas de pegar, como si de chiquito no hubiera sido feliz el muy condenado, le pegaba al pobrecito este, que daba un poco de amnesia. Y cuando podía, zacate, le cruzaba la mano voleada y era un espanto de ruido ese chasquido de mentón o moflete estrolado contra el guante; un paf o un chas o un pach, una explosión de cara reventada a trompadas. Al final, empezó a salir, y para qué: lo llevaba como un changuito de acá para allá, a trompada limpia contra cuerdas y rincones. Pero ya te digo, mucho no me acuerdo; lo que se es que cobró.

miércoles, 10 de junio de 2009

Roldán silvestre: boxeador amateur II

Entrada al ringside

Dale pibe, andá tranquilo, acordate: vos en el centro, una medialuna, para acá, para allá, pum, pum, pum, lo punteás con la izquierda, el jab ¿me oís? vos sos mas largo, aprovechá tu alcance, el jab, el jab, escuchá: la izquierda es un pistón, va y viene.
-¿Un qué?
-Un pistón, dejá: pum, pum, pum, no lo dejés llegar. Si se te viene, hacela corta ¿me oís? no entrés en esa. Y cuando puedas: pum, ¡pum! metés la derecha, la derecha es un mazazo.
-Tranqui pibe, tranqui pibe,
y me fuma en la oreja
el hijo de puta me va a quemar
cuanta gente
qué calor
qué masaje de mierda.
Allá está Irma
No le puedo fallar
Aplaudan hijos de puta.
Que escote se puso la muy puta

En rincón derecho, pesando 59 kilos trescientos, el crédito de Villa Torito: Carrrrloooos “la Cobra” Peeeeeeraaltaa. En el rincón izquierdo, con un peso de 58 kilos 950 gramos, de pantalón azul, oriundo de barrio Juan Domingo Perón: Roldán “el motochorro” Viiiilleeeegaaaas
Silvestre, hijo de puta, Silvestre

Aplauso graneado. Guardia en alto y ahí nomás, para que vea la gilada: pistón, pistón y mazazo, pistón mazazo pistón cross y apercá, y bailecito bailecito pistón cross apercá.
Tranqui pibe, Tranqui

domingo, 7 de junio de 2009

Roldán silvestre: boxeador amateur

Previa del debut


Nunca imaginó que aquel momento trascendente pudiese encontrarlo sentado en el apuro de un inodoro. Cuarta vez en media hora; vísceras imperativas. El humo de los puchos y el rumor de las voces del gimnasio se filtraban por el ventiluz. Podía oír nítidamente la conversación de dos hombres acerca de la pelea de fondo: cierto desapego del campeón por el gimnasio, minas que quitan piernas, la noche, viste. -Las empanadas de anoche- piensa sentado y transpira. Tira manos al aire y puja. Ya está mejor, a levantarse y volver a vendarse. (Sacame los guantes, cortame las vendas ¡Cortá todo, te digo, dale!) Inimaginables instantes en la previa de un debut.
Lo olvidaba: vestuario, calor insoportable, humedad y penumbra, humo de cigarro, mentol y sudor, nervios de Roldán Villegas, boxeador amateur, listo para salir al ringside.

viernes, 5 de junio de 2009

Buenos Aires

Buenos Aires,
ciudad gringa,
me tuvo muy apretado:
Drugstores y Shopping Centers,
Café espresso e insalata
Resto-gourmets
and sales

For sale:
Portero enfundado en botas de goma
manguereando la lacia vereda del fálico building
erección de mil sueños decapitados

Blondas just doing footing
(but actually escaping del tiempo y la pena)
a zurdo batiente
entre miedo y anhelanzas

Sexagenarias de revocada epidermis
a la rastra de elegantísimos Bouviers de Berna,
(que retropalan corpulentos óbolos
firmes y saludables)
Gordos cebados a polenta y albóndiga
atados a lanudos caniches toy
de spray y peluquería
(con sus finísimas cintillas fecales
embolsadas prontamente
como para gift)
Mucamas de uniforme o de museo
paseando fruncidos Shar Peis
(que ventean la bosta ajena
con envidia de constreñidos)

Fauna metálica:
Cartagineses afiliados a la UTA
ensayan su cotidiana proeza
de guiar acerados elefantes
de estrépito resoplante
por las insólitas calles
de la contraarquitectura
Leones aurinegros
a las vueltas en su jaula de barrotes invisibles
buscando presas para devorar
Gacelas como ciclomotores
Y el subte como un crótalo
chirriante fierro
bajo el pie opresivo del hormigón
maldiciendo la condena
a la perpetua luz eléctrica del tártaro suburbano


Claro: monos pedestres fuman y fuman
Clarines dictan mañanas y discusiones
crímenes de elotroladolandia
Gestos pitucos, narices largas,
nobleza de chequera y credit card,
economía y negocios entre rouge
y pelados ociosos.

Algún tête noir revolviendo
la negra bolsa
paradójica colectivización
de basuras individuales

Palomas europeas
en eterno saludo
alerta instintivo e inútil
plumas de asfalto y ceniza de pucho
patitas de sangre
cuello de tornasoles verdes
pidiendo en silencio
dedos piadosos en caricias

Botón ensobrado en
Chaleco naranja fosforecente
holandés que no salta
perdido en el tiempo
relojeante de su soledad
vigilante de su nostalgia conurbana
trenzándose los canutos
entre las costuras del bolsillo roto
haciendo una figura que
sería envidia del mismísimo López Osornio