viernes, 5 de junio de 2009

Buenos Aires

Buenos Aires,
ciudad gringa,
me tuvo muy apretado:
Drugstores y Shopping Centers,
Café espresso e insalata
Resto-gourmets
and sales

For sale:
Portero enfundado en botas de goma
manguereando la lacia vereda del fálico building
erección de mil sueños decapitados

Blondas just doing footing
(but actually escaping del tiempo y la pena)
a zurdo batiente
entre miedo y anhelanzas

Sexagenarias de revocada epidermis
a la rastra de elegantísimos Bouviers de Berna,
(que retropalan corpulentos óbolos
firmes y saludables)
Gordos cebados a polenta y albóndiga
atados a lanudos caniches toy
de spray y peluquería
(con sus finísimas cintillas fecales
embolsadas prontamente
como para gift)
Mucamas de uniforme o de museo
paseando fruncidos Shar Peis
(que ventean la bosta ajena
con envidia de constreñidos)

Fauna metálica:
Cartagineses afiliados a la UTA
ensayan su cotidiana proeza
de guiar acerados elefantes
de estrépito resoplante
por las insólitas calles
de la contraarquitectura
Leones aurinegros
a las vueltas en su jaula de barrotes invisibles
buscando presas para devorar
Gacelas como ciclomotores
Y el subte como un crótalo
chirriante fierro
bajo el pie opresivo del hormigón
maldiciendo la condena
a la perpetua luz eléctrica del tártaro suburbano


Claro: monos pedestres fuman y fuman
Clarines dictan mañanas y discusiones
crímenes de elotroladolandia
Gestos pitucos, narices largas,
nobleza de chequera y credit card,
economía y negocios entre rouge
y pelados ociosos.

Algún tête noir revolviendo
la negra bolsa
paradójica colectivización
de basuras individuales

Palomas europeas
en eterno saludo
alerta instintivo e inútil
plumas de asfalto y ceniza de pucho
patitas de sangre
cuello de tornasoles verdes
pidiendo en silencio
dedos piadosos en caricias

Botón ensobrado en
Chaleco naranja fosforecente
holandés que no salta
perdido en el tiempo
relojeante de su soledad
vigilante de su nostalgia conurbana
trenzándose los canutos
entre las costuras del bolsillo roto
haciendo una figura que
sería envidia del mismísimo López Osornio

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Piedad