viernes, 30 de octubre de 2009

Un sueño (con chiste)

Es la primera vez que escribo un sueño. En general, me parecen medio pelotudos y sin valor, pero este me pareció buenísimo, sobre todo el remate:

Hay una fiesta, en un edificio antiguo. Una escalera de mármol que se parece mucho a la del Ciclo Básico, mi secundaria. Yo tengo que ir, en realidad no tengo muchas ganas de ir a esa fiesta. Por algún motivo, decido ir disfrazado. La fiesta no es de disfraces, pero yo voy disfrazado con un traje de hombre araña muy berreta, no como el que usa el superheroe -ceñido para marcar los músculos- sino de tela de avión, como el que usan esos tipos que se disfrazan en las calesitas o en los trenes infantiles en las ciudades con balneario. Insolitamente, el traje no tiene capucha, así que me pongo una máscara que encuentro en un estante lleno de máscaras a la entrada de la fiesta: hay de todo tipo, incluidas las del hombre araña, pero yo elijo una máscara blanca con pintitas rojas o rosas, de un plástico que también es muy berreta y me permite amoldarlo a mi cara.
El ingreso a la fiesta lo hago bailando en estilo extraño, como en un trance, lentamente agitando mis brazos.También camino en un estilo que me parece canchero. Lo curioso es que, a pesar de que toda la fiesta se da vuelta para mirarme –ahora estamos en un jardín donde la gente come en el piso, tipo pic nic- yo me siento cómodo, sin nerviosismo ni inhibiciones, o mejor dicho: logro dominar mi timidez y los miro a todos en forma desafiante, onda: me la chupan.
Unas pibas me miran y se acercan a mi como asombradas. Entonces decido sacarme la máscara y me ven el rostro. Se decepcionan o se avergüenzan:
-Perdoná, te confundimos con otra persona, pero no sos vos, el otro es más viejo y knee head- dice una
- ¿Knee head?- pregunto
- Si knee head- me responde, y se pasa la mano por la cabeza
- ¡Ah! Pelado -digo yo
- Si

Sin embargo yo en el sueño no me río. En ese momento me parece lo más natural del mundo que a la calvicie se la llame “cabeza de rodilla” y en inglés. Ahí me despierto.

domingo, 18 de octubre de 2009

Quisiera que hubiera un cielo/ que te abrazara de justicias/ y te cobijara en risas/ como las infinitas que nos regalaste

Que el infinito lleve tu nombre/ y se muera de una vez por todas la muerte/ que tu recuerdo sea la vida

Que mi vino te brinde/ que mis pies corran al ritmo de los tuyos/ que mis brazos estrechen hasta el fin tu silueta de hermano

Quisiera que hubiera un cielo/ y viviré lo que me queda/ sin perder la esperanza/ de que mi último día aquí, será el primero de nuestro reencuentro


A Felipe Luparia, un hombre que justificó a los hombres