martes, 24 de agosto de 2010

Verano

Tarde de verano en Bahía Blanca

Tarde de esperanzas fulminadas
El filo del horizonte
degüella un sol punzante en mis pupilas

y yo que soy apenas y empecinadamente yo
y mi cara de otario
y un mate lavado y frío
y el sudor secándose en la camiseta
(en la terrenal camiseta que atenta contra todo afán poético)

El labio es un colgajo de pasiones mustias
bufando su silencio
desmemoriado
se olvidó del anhelo
y del olvido de ese anhelo
Ahora chupa mate
y pita un cigarrillo de pena empantanada
de pifias

No me canta ni el canario presidiario
Ni el libérrimo zorzal
Ni la burlona calandria
En suma: a un ñato de camiseta sudada
que pastorea ociosamente los canteros ardientes del verano
No le cantan los pájaros
es sabido

¿Qué era que soñaba?
Esa tarde yo me había llegado a esa vereda
A ver si afinaba un poco el eco de un dolor
Y terminé ensillando un mate amargo
y apagando el pucho con la punta de la chancleta
haciendo unos semicirculitos en la baldosa ardiente
que (si los mirás bien)
se parecen a ese olvido que te contaba



Una tarde o un sueño, en verano, con Fede Zubinni

Escupíamos
unas largas estelitas de saliva
que se evaporaban en el cordón de la vereda
y meábamos
(que será muy vergonzoso, pero es cierto)
contra la pared de una casa
donde presuntamente vivían unos viejos
que hacían la larga siesta aun más silenciosa y tediosa
y mirábamos como la meada corría
por las canaletas que unen o separan las baldosas

Él me dijo: que va a hacer
Yo le dije: es así
Él (que tenía una camiseta raída
por las polillas o por la desidia
y que comía una mandarina)
me dijo: y si
Yo le dije: estamos haciendo mierda la poesía
Y mi gesto adusto y mi alarma no le gustó,
Porque me dijo: Yo también estuve enamorado
Ajá, le dije yo
Si, me dijo él
Y después de un silencio respetuoso,
monologó:
“Tuve una percanta que era un primor,
la flor más linda de mi juventud.
La mimaba como a un gatito,
Y se me fue”
¡Ingrata!, vociferé
Ajá, dijo él
Y nos quedamos callados,
Hasta que la vieja levantó la persiana y hubo que darse a la fuga.
Justo cuando empezaba la poesía.