sábado, 3 de julio de 2010

Pena

Se escribe así, con la herida todavía abierta, con una emoción que no encuentra cauce ni contención, con palabras vanas para atravesar estas horas espantosas. Se escribe así, porque el análisis frío no sirve para nada, es pura vanidad, es futuro en un momento en que hay cierto regodeo masoquista en el dolor, cuando algunos nos queremos quedar prendidos aunque sea un rato más a la ilusión despedazada, a los añicos de la gloria y la esperanza que fulguraba hace unas horas. Se escriben así esta bronca y estas lágrimas contenidas: para adelante quedan cosas que todavía no me interesan.
Diego tenía que ganar. Había un mensaje de revancha postergada, de gladiador con mil cicatrices que volvía a la arena con conocimiento del Cielo y el Hades, de la oscuridad y la luz. O un hombre, apenas, pero un hombre hecho mensaje de la humanidad toda: se puede caer y volver, siempre se puede volver a empezar y, sobre todo, siempre vale la pena el coraje.